Alberto Naudon

Desaceleración de la economía: ¿ajuste o algo más?

Es necesario resolver el cuello de botella número uno de la inversión: la escasez de energía

Por: Alberto Naudon | Publicado: Martes 15 de abril de 2014 a las 05:00 hrs.
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Después de años de alto crecimiento, los últimos trimestres han decepcionado. No solo el crecimiento ha sido bajo (2,8% promedio en los últimos 6 meses), sino que las proyecciones para 2014 se han ajustado drásticamente, desde 5% a inicios de 2013 a niveles bajo 3,5%. A pesar del ajuste, las proyecciones siguen siendo optimistas, después de todo, crecer cerca de 3,5% supone que la economía vuelve a expandirse cerca de 5% en el último trimestre del año. Es decir, estamos viendo una economía que se ajusta a niveles de crecimiento más coherentes con su capacidad después de años en que creció por sobre ella. Nada muy especial, sobre todo si consideramos que lo mismo está ocurriendo en otras economías emergentes.

Esta visión optimista, que es compartida por el Banco Central, el FMI y por el gobierno, supone que la inversión -el principal motor del crecimiento en los últimos años- retomará su dinamismo. Pero, ¿en qué se sustenta esta esperanzadora mirada de la inversión?
En primer lugar, supone que los efectos de la reforma tributaria no serán demasiado negativos, lo que requiere concordar con el gobierno en al menos dos ideas centrales. Primero, que a pesar de que la reforma elimina importantes incentivos al ahorro, éste no sufrirá mayormente. Segundo, que las firmas que se financian directamente con el mayor ahorro de sus dueños podrán sustituir esa fuente de financiamiento por otras y en condiciones similares. Son dos elementos a mi juicio probables, aunque discutibles, que si finalmente se dan harán que los efectos negativos de la reforma tributaria en la inversión, el consumo y la cuenta corriente sean acotados.

Sin embargo, los riesgos para la inversión no están solo en que los efectos de la reforma tributaria terminen siendo desastrosos, como varios economistas y gente de negocios temen. Hay por lo menos otros tres elementos de cuya solución dependemos y respecto de los cuales existe hoy igual o mayor incertidumbre.

Primero, es necesario resolver el cuello de botella número uno de la inversión: la escasez de energía que amenaza con concretarse a partir de 2018 si es que no se autoriza la construcción de centrales base.

Segundo, el gobierno tiene que acotar (no eliminar) el debate sobre otros temas, demostrando que no quiere ”retroescavar” sino que “construir”. Esto no solo respecto de la educación y reforma constitucional, sino que respecto de los variados temas que se han ido levantando: regulación de la competencia, participación del estado en la economía, protección al consumidor, el mercado del trabajo, entre otros. La incertidumbre sobre las reglas del juego es un importante desalentador de la inversión.

Por último, necesitamos que la economía china nos acompañe y ayude a mantener el precio del cobre en niveles suficientes para que se materialicen las inversiones mineras que están en carpeta.

Los desafíos son grandes, pero el gobierno tiene las herramientas necesarias para disminuir la incertidumbre respecto de varios de ellos. Por eso, a pesar de las señales contradictorias, todavía estoy en el grupo de los optimistas. Si no lo fuera, tendría que pensar que tras esta desaceleración hay algo más que un ajuste en la senda del crecimiento.

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